EL SENADOR AFARA INSTA AL COMPROMISO DE LAS INSTITUCIONES PARA POTENCIAR LA PRODUCCIÓN YERBATERA NACIONAL
El Senador Juan Afara, Presidente de la Comisión ...
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Los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC) son sustancias que permanecen en la atmósfera de unos días a unas décadas y que influyen en el calentamiento del clima. Estos contaminantes son peligrosos para la salud del ser humano, la agricultura y los ecosistemas.
Los CCVC surgen como resultado de las actividades humanas en varios ámbitos, como las industrias, las actividades agropecuarias y la agricultura, la producción química, la combustión de combustibles fósiles, el transporte, la incineración de biomasa, la refrigeración, entre otros.
CARBONO NEGRO
El carbono negro es el responsable del 16% del calentamiento global y el segundo mayor contaminante atmosférico tras el dióxido de carbono.
Conocido comúnmente como hollín, es un material compuesto por diminutas partículas sólidas y cuyo tamaño se compara al grosor de un cabello humano.
Este hollín es producido como consecuencia de incendios forestales, la quema de pastizales, la contaminación que genera el parque automotor, la quema de residuos agrícolas y pastos, el uso de biomasa (madera) para cocinar y el uso de combustibles fósiles.
Entre las características del carbono negro está la fuerte capacidad de absorción de la energía solar y la reducción de la reflexión de luz.
El efecto del carbono negro en el ambiente no sólo produce el calentamiento de la atmósfera, también deteriora la calidad del aire y se le ha asociado con efectos negativos graves sobre la salud humana, daños a diversos ecosistemas y a la infraestructura urbana.
METANO (CH 4)
El metano es uno de los principales gases del efecto invernadero, su efecto negativo sobre el calentamiento del planeta es 21 veces mayor que el del dióxido de carbono.
El metano es un gas incoloro, inflamable, no tóxico, cuya fórmula química es CH 4. Este gas se produce de forma natural por la descomposición de la materia orgánica, pero también por la acción humana.
Así, los humedales, la agricultura, el ganado, las grandes industrias durante la fabricación de sus productos, la minería de carbón, la producción de gas natural y los vertederos municipales, son las principales fuentes que emiten metano a la atmósfera.
OZONO TROPOSFÉRICO
El ozono troposférico es un gas incoloro y muy irritante creado por reacciones fotoquímicas entre los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles.
Son producidos en buena medida por la quema de combustible, vapores de gasolina y solventes químicos. Perjudica tanto a la salud humana como al medio ambiente.
A concentraciones elevadas, el ozono troposférico induce problemas respiratorios y exacerbación del asma, pudiendo causar ligeras irritaciones en las mucosas oculares y del sistema respiratorio.
A concentraciones mayores puede provocar un empeoramiento de la función pulmonar, malestar general, dolor de cabeza, disminución del rendimiento, fatiga, mareos, etc.
Una exposición prolongada a altas concentraciones puede alterar el sistema inmunológico del aparato respiratorio, volviendo a las personas más susceptibles a las infecciones del mismo.
HIDROFLUORO-CARBONOS (HFCs)
Los gases hidrofluorocarbonos (HFCs) son un tipo de gases fluorados. Si bien los gases fluorados no dañan la capa de ozono, han resultado ser gases de efecto invernadero.
Son muy potentes, contribuyen al calentamiento global del planeta y por ello, al cambio climático.
Los HFCs son compuestos de síntesis industrial, por lo que no es habitual encontrar fuentes naturales de emisión.
Los principales focos de contaminación de estas sustancias se originan en los equipos de refrigeración, tanto en estado operativo, como al final de su vida útil.
Son utilizados como agentes propulsores en los aerosoles, extintores de incendios y como material aislante en espumas para hogares y edificios.
Por lo general, una exposición continua de algunos HFCs puede causar efectos adversos en órganos vitales como es el caso del cerebro y el corazón.
Alrededor de 200 países han firmado el denominado Acuerdo de Kigali, que enmienda el Protocolo de Montreal, y que fue diseñado para proteger la capa de ozono al reducir la producción y el consumo de numerosas sustancias que son responsables de su desgaste.